Sabemos reciclar, que no te cuenten cuentos
Desde hace años convive con nosotros un primo lejano del “todo lo guarda por si acaso”, sobrino directo de “el casco de la gaseosa” y muy amigo de “no lo tires que te puede hacer falta”, el RECICLAJE o mundo de reciclar.
El motivo de este artículo no es más que hacer una reflexión sobre algo que nos afecta directamente a todos y que nos encontramos día a día en medios de comunicación, RRSS y demás.
Reciclar es muy importante, necesario y urgente. Esto es algo que somos los primeros en poner en valor y NO pretendemos cuestionar. Pero una vez dejado claro el punto de partida, creemos que el mundo del reciclaje se ha convertido, o mejor dicho, lo han convertido en un inmenso negocio. Y esto se puede hasta entender. En la sociedad actual TODO es DINERO y si no es factible de generar unos beneficios para alguien, no interesa…… Duro pero comprensible.
Ahora bien, cuando prevalece el afán de obtener beneficios sobre el objetivo inicial de todo este proyecto que debe ser “Reciclar cada vez más y mejor”, entonces creo que volvemos a caer en otra trampa de nuestros dirigentes (y hablo de TODOS sin distinción de colores) en la que ya sabemos el final: toda la responsabilidad para el ciudadano, todo el trabajo para el ciudadano y que lo pague el ciudadano.
Existen unos mitos sobre el mundo del reciclaje como que la “basura se mezcla toda en los camiones” o que “lo que tu reciclas luego se mezcla en la planta” que, salvo puntuales excepciones, son falsas. 20 minutos lo explica muy bien en este post.
Pero donde realmente encontramos los graves errores en la planificación del mundo del reciclaje es en lo mal enfocado que está en nuestro país.
Muchos de nosotros recordaremos que hace años cuando ibas a por una gaseosa, cerveza o vino te mandaban con las botellas de cristal vacías y “devolvías el casco” de tal manera que NO se te cobraba el envase que retirabas. Así de fácil; si reciclo obtengo un beneficio. En la actualidad, cuando compras una bebida pagas su envase de cristal, la empresa emisora paga un impuesto para su reciclaje que añade al precio que tu pagas, luego tu lo depositas en un contenedor de vidrio que recogerá una empresa para llevar a la planta y obtener unos beneficios ¿Y tus beneficios? ¿Dónde están? Seguramente te dirán que “mantener el planeta limpio” “dejar un mundo mejor que el que hemos recibido” etc, etc. Todo eso es muy bonito, está muy bien y si es necesario nos echamos unas lagrimas, pero ¿de lo mío que?
La administración (TODAS) son muy conscientes de que para conseguir que los ciudadanos respeten ciertas normas la mejor manera es “tocarle” el bolsillo. El ejemplo más claro que se nos ocurre es el de las sanciones de tráfico. Sabido es por todos que ene este país está implantado desde hace años el Carnet por Puntos. Si se comete una infracción la sanción puede ser doble: económica y retirada de puntos. Y si ya se está produciendo una retirada de puntos, que puede finalizar en la retirada del permiso de circulación, ¿por qué además una sanción económica? Pues la respuesta es muy sencilla: la administración sabe que el “tocar” el bolsillo duele mucho y puede ser más disuasorio que la retirada de puntos. Además lógicamente del voraz afán recaudatorio….. Pues bien, habría que recordar a nuestros dirigentes que el “bolsillo” se puede tocar de dos maneras: para sacar dinero y para meter dinero. ¿Se ha planteado alguna mente pensante que la NO obtención de beneficios “disuade” al contribuyente a la hora de reciclar?
Supongamos un sistema en el que por llevar los envases de vidrio a un punto te devuelvan dinero o puntos de uso en zonas comerciales (esto ya pasa en países de nuestro entorno), que por llevar el plástico también tengas un beneficio, o el cartón y papel. El beneficio puede ser de muchas maneras: económico, vales de compra, ahorro en los impuestos municipales, etc. Esto ya se hacía, lo hemos vivido, sabemes hacerlo. Sólo necesitamos que las “mentes pensantes” piensen. El compromiso y “solidaridad” con el proyecto crecería exponencialmente.
Pero claro, todo esto es una utopia. Es mucho más sencillo cargar de impuestos al ciudadano y dejar sobre él el peso de ese “primo lejano” que es el RECICLAJE.